jueves, 6 de noviembre de 2008

En mi tristeza, tu nombre


El miedo se ha instalado en mis agallas, ahogándome junto al anhelo de tus manos, de tu pecho, de tus letras, de tus besos…. No puedo… No puedo dejar de pensar en ti… Todos los minutos son tuyos y también cada unos de mis versos…

Hoy maldije a todas las hadas que habitaste en mi casa, por haberme dejado sola ante este conjuro… No soy capaz de deshacer el hechizo, ni de entretener a los duendes los domingos… Me duelen las alas, me duelen los ojos, de mirar más allá de la tristeza y la esencia, que acaricia los recuerdos morando en los vacíos, en las letras de canciones, memorando el día que me robaste el beso escondido y mi razón fue cautiva al oírte pronunciar las palabras exactas del conjuro: “ya está” “ya pasó todo”…

Mis lágrimas no logran borrar tus dibujos de aquellos bosques nuevos donde ahora tan solo queda mi ansia llevando tu nombre…

2 comentarios:

Más claro, agua dijo...

También la luna sufre eclipses. Es cuestión de tiempo que vuelva abrillar como siempre ¡ánimo! ;-)

Paco dijo...

Entiendo ese miedo. Cuando pierdes la persona amada parece que no lo vas a poder soportar, pero al final renaces como el ave fenix.

No lo dudes que te costará, todo está en función del grado como tu amases. Si amaste entregándote por completo, seguramente necesitarás mucho tiempo para olvidar. Salvo que logres encontrar otro amor, pero esta vez solo entregate en su justa medida.

Un abrazo