Nuestro último beso

Me pregunto de donde he sacado yo el temple que me está regulando en los últimos tiempos las emociones.... Sí.... de la grandeza de la nimiedad del cuerpo.... de no ser nada ni nadie.... Ya los besos no tienen secretos, nos buscamos para aplacar el silencio de la soledad incontenible, siendo que fue un día la entrega cara a cara en un beso... donde los labios del uno y del otro se buscaban con el deseo de bebernos... Tuve que esconder mi cabeza en tu pecho, respirar tu estremecimiento, empaparme del calor que atravesaba tu camisa y templar el impulso de gritarle a Dios...

Callé, callé mi voz y mi llanto, callé por no implorar, por no agarrarme a tu pierna y morir allí mismo en la acera... antes de ver desvanecerse las promesas inventadas, las ilusiones soñadas, antes de ver alejarse el último latido arrancado del deseo... Hasta mi sonrisa temblaba y el pulso sublevado de mis venas querían pintar el mundo de rojo por que esa voz que callaba palabras, grababa en la razón susurros de conciencia para confundir a la cordura...